1.4 Implicaciones éticas del plagio Académico
- Jhosdian Velásquez
- 19 mar 2016
- 3 Min. de lectura

La palabra plagio proviene del Latín plagium, definido en el libro “An ethimologycal dictionary at the latin language” (Jackson, 1828, pág. 345), como el delito de secuestro. En el diccionario de la Real academia de la lengua el origen del término se explica desde el latín y el griego de la siguiente forma: “Del lat. tardío plagium 'acción de robar esclavos', 'acción de comprar o vender como esclavos a personas libres', y este del gr. πλάγιος plágios 'oblicuo', 'trapacero, engañoso'” (Diccionario de la Lengua Española Edición del tricentenario). Si nos adentramos un poco más en el término, cuando se habla de secuestrar, se define como "Retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines” (Diccionario de la Lengua Española Edición del tricentenario)
El sólo origen etimológico del término nos permite anticiparnos a la gravedad de esta práctica cuando se hace referencia al ámbito académico, pues esta asociación entre plagio y secuestro conlleva la personalización de una expresión propia de un autor como forma de creación original (Vega, 2010).
Las ideas, son en principio una “cosa” abstracta, inmaterial, intangible pero existente en sí misma y tan real que en su momento Descartes acuñó la famosa expresión “cogito, ergo sum” (Descartes, 1998). Cuando un autor expresa de manera original, con sus propias palabras, desde su perspectiva única, desde sus argumentos específicos una idea, ésta se materializa y se personifica a tal punto que se llega a concebir no solo como su creación sino como parte de su personalidad. Se puede decir que el autor es a sus ideas lo que una madre es a su hijo: lo engendra y le transmite su ADN, una marca propia que lo identificará cuando y donde sea como su hijo; para el caso del autor este es el planteamiento de la idea de forma original y su sello personal o estilo desde su propia escuela de pensamiento. Robar las ideas de un autor y asumirlas como propias es, por tanto, equivalente a desconocer la paternidad hacia su “hijo”, es en cierta forma secuestrar ese “hijo” esperando recibir como recompensa un reconocimiento inmerecido, basado en el esfuerzo, la inspiración y el trabajo de otra persona.
Por otro lado es importante tener en cuenta que tras siglos de investigación científica, de disertaciones filosóficas, de análisis epistemológicos y ontológicos, de creación artística y literaria, etc., difícilmente alguna idea será novedosa u original, pero no se trata simplemente de generar la idea, sino de ponerle el sello personal, aquella perspectiva única y original que nos hace a cada uno seres diferentes para crear algo nuevo a partir de lo ya existente. Y en este punto regreso a la comparación con la maternidad: los hijos aunque sean de la misma madre son totalmente diferentes, únicos e irrepetibles, tanto en su aspecto como en su esencia.
Podemos afirmar entonces que la importancia de la propiedad intelectual radica en gran parte en que, en la medida en que protege los derechos no solo pecuniarios sino también morales del autor primigenio de una determinada expresión o concepto, permite reconocer la paternidad sobre dicha expresión, dando al autor el crédito respectivo por un determinado trabajo realizado, proporcionando de esta forma un estímulo y una motivación para la generación y la creación de nuevas expresiones del pensamiento. Es por tanto indispensable, cuando se acude a terceros para la sustentación de las ideas propias, mencionar la fuente original, realizando la respectiva referencia de acuerdo con lo establecido en las normas internacionales para trabajos escritos y evitando a toda costa incurrir en esta falta, pues ello no solo denota una falta total de confianza en la posibilidad de creación propia sino también el desconocimiento de principios éticos, académicos y legales.
Referencias
Descartes, R. (1998). El Discurso del método. Bogotá: Norma.
Diccionario de la Lengua Española Edición del tricentenario. (s.f.). Real Academia Española. Recuperado el 15 de Marzo de 2016, de http://dle.rae.es
Dirección Nacional de Derechos de Autor. Preguntas frecuentes. (sf). Colombia Recuperado el 10de marzo de 2016 de http://www.derechodeautor.gov.co/web/guest/preguntas-frecuentes
Jackson, F. E. (1828). An etimological dictionary of the latin language. Recuperado el 15 de MARZO de 2016, de https://play.google.com/store/books/details?id=JbFWAAAAcAAJ&rdid=book-JbFWAAAAcAAJ&rdot=1
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